A diferencia de sus compañeros de elenco, quienes soñaban con ser actores, Pablo ni siquiera había seguido la primera temporada de Casi ángeles, y soñaba con ser tenista profesional. Hasta que uno de sus alumnos de tenis se lo presentó a Cris Morena y ella le dio un personaje central en el segundo año de la tira. Ahora, cuando camina por la calle, las fans lo abordan para tocarlo y, la primera vez que volvió a su ciudad tras el debut televisivo, debió esconderse en un videoclub porque se le abalanzaron cuarenta adolescentes.

En Casi ángeles, la exitosa tira adolescente que produce Cris Morena para Telefe, es Simón Rodríguez Arrechavaleta, el bombón que llegó para entrometerse en la relación de Thiago (Peter Lanzani) con Marianela (Mariana Espósito). Pero lejos de marearse con ser uno de los chicos del momento, Pablo Martínez (20) se reconoce como un pibe de barrio. “Me da un poco de vergüenza hablar de mí; esta es la primera nota que me hacen en la vida”, confi esa el galancito mientras posa, tratando de ser lo más natural posible, sobre el imponente escenario del Gran Rex, donde cada fi n de semana lo ven 7 mil personas. Y agrega: “Estoy disfrutando a full de la novela, que es mi primer trabajo en la tele”.

-¿Cómo llegaste hasta acá?
-En realidad, no tengo nada que ver con esto. Soy profe de tenis y estaba estudiando Educación Física. Un día, un alumno mío que trabaja con Cris Morena, me dijo que hacía varios meses me venía observando y que creía que podía entrar en un nuevo proyecto que estaba armando ella. Me llevó a conocerla, me organizaron un casting un jueves y el viernes me avisaron que había quedado. Fue al toque, ¡algo increíble! Nunca me había sacado fotos y jamás había hecho una prueba de cámaras. Quedé en ese casting y ahí empecé un taller de actuación. Eramos 20 y, cada mes, Cris iba eliminando gente, tipo reality. Encima, nosotros no sabíamos cuánta gente iba a quedar ni para qué programa iba a ser. Improvisamos una obra, la presentamos y, a los pocos días, ya éramos cuatro menos. Estuvimos así cinco meses, hasta que quedamos tres varones y tres mujeres.
-¿Cómo reaccionaste cuando te dijeron que estabas entre los elegidos?
-Al principio, no me importaba tanto, iba por impulso. Después, cuando pasaba el tiempo y veía que seguía quedando, me agarró el gustito de quererme quedar. Además, a mí me gustaba el personaje de Simón, y cuando me dijeron que iba a hacerlo casi me muero de la alegría. Yo no había seguido la primera temporada de Casi ángeles y no me imaginaba todo lo que se venía.
-¿Qué hacías antes de entrar en la novela?
-Soy de La Plata, pero hacía un año que vivía en Buenos Aires. Vine porque juego al tenis desde los 4 años y, desde los 14, viajaba todos los días a Capital para entrenar. Me iba a ir a EE.UU. con una beca y, al final, decidí quedarme para estudiar
Educación Física. En teoría, estoy cursando 3º año, pero ya no voy a la facu por falta de tiempo.
-¿Tu familia sigue viviendo en La Plata?
-Sí, allá están mis papás y mi hermano, quien es un año menor y estudia Ingeniería Química. Antes, los visitaba todos los fines de semana, pero ahora no puedo. Acá vivo solo, en Núñez, y tiene sus pros y sus contras. Aún no me acostumbré. Extraño llegar a casa y que mamá me esté esperando con la comida, o que mi papá y mi hermano estén en la mesa.
-¿Cómo ve tu familia la fama que te llegó de golpe?
-Lo tomaron bien, pero ellos no viven mi día a día y no están al tanto de todas las situaciones que me tocan vivir. Cuando me vieron en el teatro no lo podían creer, o cuando salimos a cenar tampoco, porque la gente me reconoce y me viene a saludar.
-¿Alguna vez imaginaste que te iba a pasar esto?
-No, y ni siquiera me puse a pensar que quería trabajar en la tele. Siempre fui deportista y soñaba con jugar profesionalmente al tenis, pero no se dio. Mi infancia en La Plata estuvo siempre ligada al deporte: hice tenis, básquet, fútbol, taekwondo, y en la única materia que tenía 10 era en Educación Física.
-¿Y a vos cómo te sienta la fama?
-¿La verdad? No me gusta mucho. Nunca me gustó llamar la atención y ahora es inevitable. Extraño mucho poder pasar inadvertido.
-¿Pero podés ir al supermercado tranquilo?
-Por ahora sí, pero hay otros lugares a los que no me puedo ni asomar. El otro día, quise ir al cine y, si bien estaba encapuchado, en la cola del Unicenter me reconocieron y se armó un revuelo bárbaro. A bailar hace un montón que no voy; se me complica porque me frenan todo el tiempo y no lo termino disfrutando.
-¿Llega un momento en que te cansás de eso?
-Sí, y me agarran bajones. Me he ido mal de varios lugares. Es el precio que hay que pagar, ¿no? Igual, tengo varias tácticas para que no me reconozcan.
-¿Cómo cuáles?
-Por ejemplo, si veo que viene un grupito de chicas que supongo me va a reconocer, saco el celular y hago como que hablo, o bien me agacho a atarme el cordón. Igual, sería un desagradecido si me quejara del cariño de las fans. De alguna manera, es un halago.
-¿Qué es lo que más te piropean?
-Me dicen de todo, pero lo que más me gusta es que me feliciten por alguna escena. Lamentablemente, eso me pasó una sola vez, ja.
-¿Se zarpan las chicas?
-Depende, si están solas no es lo mismo que si vienen en grupos de diez. Te cuento algo: el día del estreno de la obra, no sabía que se juntaba tanta gente en la puerta del teatro y me bajé de un taxi ahí. No sabés lo que fue, ¡me violaron! Tuvieron que venir de seguridad a buscarme porque casi me matan.
-¿Alguna otra anécdota?
-Hacía sólo dos semanas que había salido al aire y volví de visita a City Bell. Iba por el centro en el auto de mi vieja, bajé y empecé a escuchar gritos de todos lados. Como vi que varias chicas se me venían al humo, empecé a caminar rápido y entré en un videoclub. Pensé que se iban a ir, pero se corrió la bola y se juntaron cuarenta minas. Entraron en el negocio, se sacaron fotos conmigo y el dueño del lugar me dijo: “Maestro, te hago una pregunta: ‘¿Quién sos?’”. Encima, tuve que alquilar una película que no me voy a olvidar en mi vida porque es malísima, Las vacaciones de Mr. Bean, ja.
-¿Siempre fuiste tan ganador con las chicas?
-No, ni ahí. Con las minas fui re tranquilo, tengo cero chamuyo y siempre me re costó avanzar a una chica. Ahora, gracias al teatro, estoy más desinhibido, pero antes fui un boludo con las mujeres.
-¿Nunca una novia?
-Sí, tuve dos novias: con la primera salí seis meses y con la última un año.
-¿Y ahora cómo estás del corazón?
-Ahí ando, estoy empezando una relación, pero no quiero dar muchos detalles. Te puedo decir que encontré una persona muy linda con la que comparto y disfruto lo que me está pasando. Empezamos siendo amigos, y a ella también me costó decirle que me gustaba. Para avanzarla, antes me fijé que hubiera agua en la pileta; si no, no me tiraba ni en pedo.
-¿No te la creés un poco?
-No, el único momento en el que me la creo es cuando estoy arriba del escenario. Soy medio retraído y eso no sirve porque no transmitís energía. Entonces, el primer día del Gran Rex Cris me dijo que sobre las tablas tengo que creerme el personaje y sentirme el número uno. Pero en mi vida diaria soy súper perfi l bajo. Soy simple y con una paz enorme.
-¿Cómo es trabajar con Cris Morena?
-Muy placentero. Es un trabajo en el que se la pasa increíble y donde se viven satisfacciones únicas.
-¿Cómo va a seguir tu vida después de Casi ángeles?
-A pesar de que aún no está confirmado, se habla de una tercera temporada y a mí me encantaría estar. Pensando más a futuro, no me imagino actuando, porque todavía no sé si es lo mío. Ahora, disfruto todo a pleno. Lo bueno de la vida es que te sorprende y te cambia de un día para el otro, como me pasó a mí.
-¿Un sueño por cumplir?
-En lo personal, formar mi propia familia y tener muchos hijos. Igual, sé que todo es paso a paso. ¿La verdad? Me siento totalmente lleno, estoy completo.